domingo, 13 de enero de 2008

De memoria (por Carlos Trillo)


Me acuerdo de mi mamá diciéndome Bólido porque había tardado una hora en volver de la panadería con la factura para el mate.

Me acuerdo de aquel Libro de Oro en el que un pequeño hombre de campo, guitarra en mano, cantaba “Yo soy el gaucho Lencina, naides me pone el pie encima” mientras su rival en la payada, un negrazo semejante, le apoyaba el pie en la cabeza y lo miraba sobrador.

Me acuerdo de mi tìa Betty que había visto toda la escena, desde el dedazo al dulce de leche hasta la cara de yo no fui, gritándome ¡Cara de ángel!.

Me acuerdo de Chapaleo enamorado de una sirena en el fondo de un Riachuelo mágicamente transparente.

Me acuerdo de una prisión sórdida donde un preso veterano explicaba a Langostino que para mantener las fuerzas era muy bueno chupar la sal de las paredes. Y lo hacía con una lengua muy larga y una fruición como de estar comiendo ostras.

Me acuerdo de una pregunta que me hice muchas veces: ¿por qué Corina era tan chica para semejante marinero independiente?

Me acuerdo de mi papá tratando de remendar el cable de la plancha y recibiendo, de mi abuela María, el mote de Taraservice.

Me acuerdo de la definición que de Langostino hizo el Oscar Steimberg: “un héroe de camiseta a rayas y cara de suburbio”.

Me acuerdo de la preocupada frase final en una entrega con el personaje en peligro de muerte: “Si él es bueno, ¡se tiene que salvar”.

Me acuerdo que una vez, en la revista Mengano, confesé que era hincha de Ferro.

Me acuerdo de muchas otras cosas, del Toddy, del Tarzán de la radio, de Fidel Pintos haciendo de Mesié Canesú, de La Craneoteca de los Genios, del libro Agüita Clara, de la pelota de trapo, de Pepe Iglesias, el Zorro, de Tatín que era muy chiquitín y regalón, de la publicidad de Gomina, único fabricante Brancato, de Misterix, de El Pato Donald y de Rayo Rojo.

Me acuerdo, en fin, de Patoruzito y de Patoruzú: las cosas que escribía y dibujaba Eduardo Ferro eran las únicas que siempre, pero siempre siempre, leía dos veces.

Carlos Trillo

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